De manera que lo importante es ver y escuchar, escuchar a los pájaros la voz de la esposa, por muy irritable, hermosa o fea que sea, escucharla y escuchar la voz de uno, por muy bella, horrible o impaciente que sea.
Entonces, como consecuencia de ese escuchar descubrirá que termina toda separación entre el observador y lo observado; por consiguiente, el conflicto cesa.
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