La palabra de dios habita entre nosotros porque los hombres habitan entre nosotros. No es de extrañar que la fuerza de las religiones se base en la palabra y que sean los hombres sus portavoces en este mundo terrenal, de ese modo se produce la simbiosis entre lo divino y lo humano sobre un mismo pivote: el hombre. Es una especie de pacto, dios se hace hombre y los hombres se hacen dioses, y la forma de sellarlo es la palabra, pues con ella se hacen los milagros más increíbles.
Por ejemplo, un hombre dice que su mujer se puso una pistola en el pecho y que sonó un disparo, tras lo cual perdió el conocimiento. Luego resulta que el disparo de la mujer fue en la cabeza y que él también se intentó suicidar , pero de repente obra el milagro de la inocencia para pasar la responsabilidad a la…
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